Quiero reactivar este blog con una reflexión que me está rondando la cabeza hace algunos meses. En una charla a estudiantes de la nueva cátedra de arte y feminismos de la facultad de Ciencias Humanas de una universidad de prestigio de la ciudad de Cartagena a la cual me invitaron, pude comprobar que no basta con exponer la verdad de a puños sobre las temáticas inherentes que motivan a las artistas de esta región para ser catálogadas en el marco lógico de la perspectiva de género. La realidad supera lo que las artistas alcanzan a visionar.
Sus verdades, plasmadas en discímiles tecnologías de expresión siguen confirmando que es difícil avanzar en el cambio de actitud sociocultural de manera global, que toca seguir insistiendo en la visibilización de sus obras en espacios culturales como museos o salas de exposiciones de agencias internacionales pero por otro lado, no hemos podido llegar a impactar a una base social más amplia que clama a gritos respuestas y formas de afrontar esas doloras verdades, las que pueden estar viviendo a diario.
El proyecto intercultural «Desde el Margen» co-coordinado por los colectivos La Redhada https://laredhada.wordpress.com/ y L’Araignée http://laraignee.ca/es/ buscó esta alianza estratégica para llevar a cabo una exposición itinerante, mezclada con agenda académica, en Montreal (Del 11 de abril al 2 de mayo 2013. en Studio XX, Montréal, Qc., Canadá) y Cartagena (del 2 al 29 de noviembre 2013 en la sala de exposiciones del CFCE Cartagena , Colombia.) La exposición la denominamos «Correcciones Marginales» (I y II)
¿Qué se pretendió corregir? como dijo la curadora Stephanie Bertrand «Ella- la corrección- podría también ser interpretada como un esfuerzo despreciable de rectificación que, a falta de una voluntad política constante, disimula sin quererlo prácticas brutales que se esconden detrás de una fachada de buenas intenciones. Pero, cualquiera que fuese su última implicación, la alusión a una corrección marginal contiene implícito una parte de violencia, que reside tanto en el acto como en su omisión.» Las artistas del norte y del sur en una clara convicción de que sus obras hablaban un mismo lenguaje nos permitieron como organizadoras aunar esfuerzos para plantear el tema en contextos discímiles, es decir que con las dos itinerancias ratificamos que estamos hablando de las mismas verdades, los mismos hechos, el mismo sistema global machista y patriarcal que perpetúa violencia sobre los cuerpos de la mujer de aquí y allá… y acullá.
La reflexión sigue porque necesitamos volcar nuestras respuestas desde lo visual y artístico a los contextos donde estas duras realidades son el pan de cada día. Cartagena es la ciudad donde se ha permitido social, política y legalmente el abuso sexual a niños y niñas, en Barranquilla se ha acrecentado la violencia contra las mujeres y los feminicidios (https://www.semana.com/hablan-las-marcas/articulo/cifras-alarmantes-de-violencia-contra-la-mujer-en-el-atlantico/528676) y cada vez vemos casos más aberrantes, como el de la niña de 9 años en Fundación (Magdalena), estrangulada, violada, por un camionero que clama perdón y llora cada vez que los medios lo entrevistas. A las artistas de esta región sólo nos queda seguir denunciando, con las estrategias que tenemos, nuestras obras, no pretendan que cambiemos de tema por muy doloroso por muy repetidas que sea el fuerte imaginario, es la cruda realidad a la que también nos enfrentamos a diario.
Texto de Irene Ballester sobre la exposición en Cartagena:
LA OBRA CUESTA 